Si hay alguien en el mundo de la fotografía que levante pasiones, ese es Richard Avedon, el cual retrataba con igual genialidad a la modelo más cotizada de la época como al trabajado y antiestético pie del gran bailarín ruso Nureyev, imprimiéndoles a ambos una sutileza y genialidad pocas veces vistas antes o después. Y ahí, precisamente, es donde desarrolló su labor profesional, entre la fotografía de retrato y la fotografía de moda.
Pero no adelantemos acontecimientos, aunque la magia de Avedon me pueda, y veamos su biografía en orden cronológico para así poder entender mejor a este gran fotógrafo del siglo XX.
Sus primeros años
Richard Avedon nació un 15 de mayo de 1923 en Nueva York. Su padre era un inmigrante judío ruso, que huyó de su país debido a los pogromos (linchamientos) que en esa época se realizaban contra los profesantes de esa religión, el cual poseía una tienda de ropa en la Quinta Avenida. Su madre también estaba ligada al mundo textil puesto que su familia era propietaria de una empresa de telas pero, además, era una gran aficionada a la fotografía y le gustaba hacer fotos tanto como coleccionarlas.
Y precisamente en la tienda de su padre descubrió el amor por la fotografía ya que siendo muy pequeño recortaba las fotos que más le gustaban de las revistas de moda, como “Vanity fair” o “Vogue”, que estaban allí. Así, mientras su padre atendía a las clientas, él se iba empapando sin saberlo de cultura fotográfica lo que, a la postre, redundaría en sus propias composiciones.
Poco antes de cumplir los diez años de edad empezó a hacer fotos por su cuenta y de manera totalmente autodidacta. Prácticamente jugando, hizo su primer retrato a un vecino de sus abuelos que era, nada más y nada menos, que Sergey Rachmaninoff, uno de los mayores pianistas que han existido, además de compositor.
En 1935 se unió a un club de fotografía y co-editó una revista literaria en su instituto llamada “The Magpie” junto a su amigo James Baldwin. En su último año de instituto, con 18 años, fue elegido como el mejor poeta de todos los institutos de Nueva York.
Y aquí vais a permitir que me tome la licencia de mostrar un poco mi vena de formador. Esto que hizo Avedon es muy importante a la hora de mejorar nuestras fotografías. Mucha gente aficionada a la fotografía piensa que tomará “buenas” fotos simplemente con la práctica y estudiando composición y técnica, lo cual es correcto pero sólo en parte. Es muy importante la formación artística que tengamos, ya sea formal o aprendida por nuestra cuenta, y es también muy importante ser muy inquieto en todo lo relacionado con el arte ya sea poesía (como Avedon), pintura (como Cartier-Bresson), música (como Ansel Adams) y así sucesivamente. Prácticamente la totalidad de los fotógrafos que han destacado no tan sólo les apasionaba la fotografía sino también una o más disciplinas de arte. Esto nos ayudará a mejorar nuestra sensibilidad y nuestra manera de ver.
Pero volvamos a Richard Avedon.
La llamada de la marina y el comienzo de la fotografía de retratos
Avedon se matriculó en filosofía, en la Universidad de Columbia, pero lo dejó enseguida para enrolarse en la marina americana como “fotógrafo de segunda clase” en el año 1942, al cumplir los 19 años. Allí, su trabajo consistió en realizar las fotos de carné para todos los soldados con su Rolleiflex, regalo de su padre al alistarse.
Fue en esa época donde realmente se convirtió en fotógrafo ya que adquirió una práctica increíble después de fotografiar a nada menos que a cien mil soldados. Sí, sí, has leído bien, cien mil retratos en dos años. Aquí vuelvo a sacar mi vena de formador para decirte que el refrán que reza “la práctica hace al maestro” es totalmente cierto.
Y llegó la fotografía de moda
Al dejar la marina en 1944, entró de nuevo en la la New School for Social Reseach de Nueva York, que estaba especializada en arte. En ella, estudiantes, artistas y diseñadores trabajaban conjuntamente para “reinventar” el futuro de las artes y, precisamente, allí fue donde conoció al director de arte de la prestigiosa revista Harper’s Bazaar, Alexey Brodovitch, y con sólo veintiún años entró a trabajar en ella iniciándose una relación de más de veinte años en la que llegaría a ser director de fotografía de la publicación.
Brodovitch fue instructor de grandes fotógrafos como Irving Penn, Hiro, Garry Winogrand y el propio Avedon. De todos ellos hablaremos en los siguientes artículos de este blog sobre fotografía.
Manteniendo la independencia como fotógrafo de moda
En 1945 ya era fotógrafo profesional de moda y aunque trabajaba mucho para Harper’s Bazaar, decidió mantener su independencia y trabajar como freelance para muchas otras revistas como Look, Life, etc.
Con su artística visión de la fotografía logró desencasillar a las modelos del rol de simples perchas para mostrar la ropa, para convertirlas en personas de carne y hueso dotadas de sentimientos. Por ello, no es raro ver fotos de moda de Avedon con modelos que ríen, cantan, bailan o se contorsionan como artistas de variedades.
En 1946 su fama ya era tan grande que “no eras nadie” si no te había fotografiado Avedon. Todas las personalidades de cualquier tipo, literalmente, hacían cola para que les tomara un retrato en su recién inaugurado estudio. Grandes artistas como Andy Wharhol, actrices como Audrey Hepburn o naturalistas como Jacques Cousteau tenían en su haber el que Richard Avedon les hubiera hecho un retrato
Y con París llegó la revolución
Poco después de abrir su estudio, Avedon viajó a París para fotografiar el desfile New Look de Christian Dior pero no le atraían demasiado las fotos de estudio, siempre iguales, con las modelos siempre realizando unas poses estándar que arrojaban unos resultados prácticamente calcados en todas las sesiones.
Entonces tuvo la genial idea de sacar a las modelos a la calle. Y se desató la locura. Sus fotos, altamente creativas, dieron la vuelta al mundo ya que las modelos estaban en escenarios callejeros de París: cafés, parques y en los lugares más peregrinos que nos podamos imaginar.
Una fotografía de esa sesión que quedará para siempre en el imaginario fotográfico es la de la modelo Dorothy Horan (alias Dovima) con un magnífico vestido de alta costura rodeada de ¡elefantes! puesto que la había llevado a un circo.
Es más, él inventó el concepto Top Model ya que al dotar a sus modelos de alma, hizo que tuvieran una identidad propia y ello también les benefició muchísimo ya que elevó su trabajo casi al nivel de las actrices de la época. De hecho, nombres como Twiggy o Suzy Parker aún nos son familiares hoy en día.
La fotografía de moda jamas volvería a ser igual porque a partir de ese momento se empezaron a contar historias con ella, además de enseñar los vestidos. Si hasta entonces era famoso, a partir de ese momento lo sería aún más entrando en el Olimpo de los Dioses de la fotografía del siglo XX.
En ese periodo también publicó su primer libro, Observations, con textos de Truman Capote, y se le realizó la primera exposición retrospectiva en el Smithsonian cuando contaba sólo con 39 años.
Su paso a Vogue
El año 1964 fue especialmente tumultuoso para Estados Unidos porque se aprobaron las leyes que pondrían fin a la segregación racial. Fue entonces cuando Avedon se interesó en fotografiar a una modelo negra, llamada Donyale Luna, y para ello la contrató en exclusiva.
Su revista “de toda la vida”, Harper’s Bazaar, le dedicó nada menos que seis páginas a aquel reportaje. El problema fue que una gran parte de la sociedad estadounidense, a pesar de haber votado a favor de las leyes antes mencionadas, no estuvo muy de acuerdo en que una modelo de color saliera en una revista para mujeres blancas. En todo caso, “que salga en Ebony”, decían, una publicación para las mujeres de color.
Esto provocó la segunda revolución de Avedon pero también un escándalo ya que los kioskos se negaron a vender la revista, los que sí aceptaban venderla veían como los clientes no sólo no las compraban si no que les recriminaban tenerla en venta y muchos suscriptores dejaron la revista. Esto significó el fin de la relación de Harper’s Bazaar con Avedon.
Y entones llegó Vogue. Y Vogue llegó con un suculento cheque de nada menos de un millón de dólares del año 1964, lo que hoy en día serían nada menos que diez millones de dólares. Simplemente para que trabajara con ellos pero no en exclusiva, podía seguir trabajando como freelance aunque tenía que realizar todos los encargos que la revista le encomendaba.
Esto, junto con lo que ya cobraba por sus otros trabajos (un retrato suyo podía costar casi 2.000 dólares de la época) hizo de Avedon una persona muy rica.
Su obra posterior
Después vendrían muchos más retratos a lo más granado de la sociedad, publicaciones, exposiciones, reconocimientos y proyectos documentales, como el que hizo en 1985, ya con sesenta y dos años de edad y que también le elevó a la cumbre de los fotógrafos documentalistas. El libro se tituló In the American West 1979-1984. En él, Avedon recoge a ciudadanos americanos prematuramente envejecidos por el duro trabajo y las precarias condiciones de vida.
Como anécdota, una de sus fotografías más famosas fue el retrato a los Duques de Windsor. Realmente, era una pareja de vividores que se creían superiores debido a su parentesco de sangre con la familia real británica. Richard Avedon logró que se mostraran tal como eran con un pequeño engaño. Sabía que eran unos grandes amantes de los perros y, cuando estaba a punto de hacer la foto, les dijo que de camino había atropellado a uno. La expresión que pusieron es digna de ver.
De esta manera, logró despojarles de la fina capa de barniz que, creían, les hacía superiores para desenmascararles completamente.
Murió el 1 de octubre del 2004 en San Antonio, Texas, debido a una hemorragia cerebral mientas realizaba un trabajo para la revista New Yorker. Tuvo una vida fantástica y fue afortunado por morir “con las botas puestas”.
De él nos queda la innovación en el mundo de la moda, su gran genio a la hora de realizar retratos y su maravilloso uso a la hora de usar el fondo blanco en estudio, donde muchos otros fotógrafos fracasaban (y siguen fracasando en la actualidad) rayando la mediocridad al usarlo, él lo convirtió en un toque de elegante genialidad.
Cámaras más adecuadas para la fotografía de retrato y la fotografía de moda
Estas disciplinas son más pausadas y, normalmente, requieren de una gran calidad óptica y un procesado elegante.
Si ya eres un fotógrafo consumado y estás realizando este tipo de fotografía, yo me decantaría por las de formato medio ya que su profundidad de color es excepcional y sus sensores son los que más detalles captan:
HASSELBLAD X1D II 50C:https://www.fotoruanopro.com/camaras-formato-medio/25950-hasselblad-x1d-ii-50c.html
FUJIFILM GFX50S II:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/35146-fujifilm-gfx-50s-ii-cuerpo.html
PENTAX 645Z:https://www.fotoruanopro.com/camaras-formato-medio/15291-pentax-645z-55mm.html
Otras cámaras que rinden excepcionalmente bien son las de más resolución de sensor de 35mm de las principales marcas. Aquí tienes unas cuantas:
SONY A7R V:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/46034-comprar-sony-a7r-v-ilce-7rm5-preventa.html
SONY A7R IV:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/24849-sony-a7riv-camara-fotograma-completo-ilce7rm4.html
SONY A7R III:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/19625-sony-a7r-iii-cuerpo-ilce-7rm3.html
CANON EOS R5:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/27519-canon-eos-r5-cuerpo-4147c004.html
NIKON Z7 II:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/44685-nikon-z-7ii-24-70-f4.html
PANASONIC LUMIX S1R:https://www.fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-csc/23629-lumix-s1r-dc-s1r.html
Y no te olvides de los productos de estudio e iluminación:https://www.fotoruanopro.com/125-iluminacion-estudio