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Henri Cartier-Bresson y el reportaje fotográfico

Realmente es muy difícil para mí hablar de Henri Cartier-Bresson y de su obra pues su sombra sigue influenciando a miles de fotógrafos y de aficionados a la fotografía hoy en día. Sobre todo a los fotógrafos de fotografía callejera o, en su denominación inglesa “Street Photography” aunque Henri Cartier-Bresson jamás practicó esta modalidad o, al menos, no como se la conoce hoy en día, aunque hablaremos de esto más adelante, como también hablaremos de la famosa frase sobre “el instante decisivo” la cual se le atribuye erróneamente a él, aunque sí la usó.

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Henri Cartier-Bresson fue uno de los fotógrafos más importantes de todos los tiempos. Era un auténtico maestro de la composición lo que le llevó a ser llamado “el ojo del siglo”, sobrenombre por el cual se le sigue conociendo actualmente.

 

De hecho, una exposición que realizó conjuntamente con Robert Frank, del que hemos hablado anteriormente en este blog, se tituló “El ojo y el corazón” y ya podéis imaginar por qué. Mientras que las fotos de Robert Frank eran más “sucias”, con mucho grano y con un estilo que buscaba más transmitir un sentimiento que una composición perfecta (de ahí el “corazón” de la exposición), Henri Cartier-Bresson era un perfeccionista. Sus composiciones buscaban que todo estuviera donde tenía que estar, sin ningún error (de ahí el “ojo” de la exposición).

 

Pero, como siempre, me estoy adelantando y, creo que es mejor empezar por conocer un poco su biografía para entender mejor a la persona y al gran fotógrafo que fue Henri Cartier-Bresson.

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Una familia acomodada

Henri Cartier-Bresson tuvo la gran suerte de nacer en una familia muy acomodada en París, un 22 de agosto de 1908 y, siendo muy pequeño, se interesó por la pintura ya que un tío suyo le dio las primeras lecciones. Años después, al acabar el bachillerato, decidió seguir con los estudios de pintura en un París que bullía con un nuevo movimiento llamado Surrealismo.

Fue durante esos años cuando le regalaron su primera cámara, una Kodak Brownie Box con la que haría sus primeras fotos. De todas maneras, Henri Cartier-Bresson seguía concentrado en la pintura aunque años después diría que fue esta disciplina artística la que le “enseñó a ver”.

Y precisamente fue este movimiento lo que llevó a Henri Cartier-Bresson a interesarse por la esencia de las cosas tanto como por su estética y eso, a la postre, sería importantísimo para su enorme éxito en el mundo de la fotografía.

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El amigo americano

Una vez, un buen amigo fotógrafo me dijo que la fotografía era el arte de los estadounidenses, que como no tenían historia artística y la fotografía es uno de los más modernos métodos de expresión se la apropiaron enseguida, y que es ese país el que ha producido el mayor número de “buenos” fotógrafos de toda la historia, con el permiso del Reino Unido y Francia.

He de decir que tiendo a estar bastante de acuerdo con esta afirmación. Por ello, no es extraño que fuera un americano el que introdujera a Henri Cartier-Bresson en el mundo de la fotografía. Harry Crosby era un veterano de la Primera Guerra Mundial, además de escritor bohemio perdido por la Francia de la postguerra, que conoció a Henri Cartier-Bresson durante su paso por el ejército en 1929, estando destinado en África,  e hizo que se interesara por la fotografía y le impartió las primeras clases.

 

En África

En 1933, cuando contaba veintidós años, decidió quedarse en África tras el servicio militar para hacer fotos. Cambió su Kodak por una Leica III con un objetivo de 50mm, focal que sería seña de identidad del fotógrafo durante el resto de su vida. Empezó a estudiar las fotografías de Eugene Adget con fruición y empezó a elaborar su manera de trabajar.

Henri Cartier-Bresson jamás editaba sus fotografías, ya que decía que si había que hacer una corrección, esta debía hacerse con la siguiente foto. Dicho de otra manera, se podría decir que si una fotografía necesita editarse es porque no “la has visto bien” y que ese “error” te tenía que servir como aprendizaje para corregir tu visión en la próxima foto. Aquí voy a hacer un inciso para deciros que, personalmente, utilizo este método para esforzarme a componer bien en el momento de hacer la foto. Por ello, yo no recorto ni modifico mis fotografías (sí las proceso, naturalmente, pero nunca las altero). Aunque una fotografía mía se pueda “arreglar” con un recorte, por ejemplo, simplemente la deshecho porque considero que no la he “visto bien” en el momento de hacerla. Para mí, y esto es algo muy personal con lo que bien podéis no estar de acuerdo, este “método” me obliga a esforzarme a la hora de componer mis fotografías porque no les doy una “segunda oportunidad”.

Pero volvamos a Henri Cartier-Bresson.

En esta época también decidió no utilizar jamás el flash. Decía que usar el flash era de “mala educación” y que, para él, usarlo era falsear la realidad.

 

Sus viajes y el cine

Henri Cartier-Bresson empezó a viajar y a documentar el mundo de la época. Recaló en España en 1933 y realizó un documental para el cine llamado “España vivirá”. A pesar de no haber sido conocido nunca como cineasta, a partir de ese momento flirtearía con el séptimo arte y trabajaría a menudo con el gran director de cine Jean Renoir como ayudante a la dirección.

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Volviendo a la fotografía, en esa época también viajó a México, donde expuso con el fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo y a Nueva York, donde aprendería los fundamentos de la cámara de cine.

 

La coronación de Jorge VI

En 1937 Henri Cartier-Bresson realizó su primer fotorreportaje, la coronación de Jorge VI en Inglaterra. Aquí fue donde empezamos a ver a un Henri Cartier-Bresson maduro y con una visión única de su entorno, interesado más en la atmósfera que en un personaje específico.

 

Mientras todos los demás fotógrafos estaban esforzándose en conseguir una instantánea de Jorge VI, Henri Cartier-Bresson lo estaba en capturar la atmósfera de la solemne ocasión. Sus fotos de la gente vitoreando al nuevo monarca fueron rompedoras para la época y lo consagraron como uno de los grandes del fotoperiodismo.

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La Segunda Guerra Mundial

En 1940 Henri Cartier-Bresson era el responsable de fotografía del ejército francés pero en la Batalla de Francia fue apresado por los alemanes y pasó tres años en un campo de concentración, del que huyó para colaborar con la resistencia francesa.

En esa época documentó tanto la ocupación alemana como la liberación de Francia.

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Magnum o la agencia que cambiaría el mundo de la fotografía

En 1947, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, fundó una agencia fotográfica junto con sus amigos “Chim” Seymour, Robert Capa, George Rodger y William Vandivert. La novedad no era que fuera una agencia fotográfica sino cómo estaba planteada ya que los socios eran los propios fotógrafos y estos se repartían los encargos por áreas geográficas. Henri Cartier-Bresson se ocuparía de India y China.

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Cabe destacar en este periodo las fotografías de Henri Cartier-Bresson del funeral de Gandhi, la conquista de Pekín por parte de los maoístas y la independencia de Indonesia.

Nacía así la época dorada del fotoperiodismo y el documentalismo.

 

Imágenes a hurtadillas

En 1952, Henri Cartier-Bresson publica su libro “El momento decisivo”. El título original en francés era el de Images à la sauvette lo que se podría traducir como imágenes a hurtadillas (o, lo que es lo mismo, fotos robadas). Y aquí es donde encontramos un error común en la cultura popular fotográfica ya que se apunta a que fue Henri Cartier-Bresson el que acuñó la frase “El momento decisivo” cuando fue su editor americano el que cambió el título original por este porque lo consideró más comercial.

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Sí es cierto que Henri Cartier-Bresson habla del momento decisivo en su libro pero hace referencia a una cita del Cardenal de Retz, político y memorialista francés nacido en Montmirail el 20 de septiembre de 1613, el cual aseguró que “No hay nada en este mundo que no tenga un momento decisivo” en referencia de que la vida de una persona está repleta de momentos decisivos como cuando elegimos una profesión, cuando conocemos a nuestra pareja, e incluso cuando tomamos una foto. A eso se refería Henri-Cartier Bresson cuando citó la frase de “el momento decisivo”, la cual ha sido malinterpretada durante años.

 

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Viaje a la URSS

En 1954 ocurrió un hecho muy importante. Henri Cartier-Bresson obtiene permiso para entrar en la URSS y hacer un reportaje fotográfico. No se había concedido permiso a ningún fotógrafo para entrar a la Unión Soviética desde 1947.

Se comentó en la época que la revista LIFE había pagado una fortuna a Magnum por esas fotos, las cuales fueron portada de su número de enero de 1955.

Ese mismo año, Henri Cartier-Bresson es el primer fotógrafo en exponer en el Louvre.

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Sus últimos años

En 1966 Henri Cartier-Bresson dejó Magnum para centrarse en su pintura y sus fotos. Jamás abandonó la Leica y, a pesar de que la mayoría de su trabajo fue creado con un objetivo de 55mm, también utilizó un 35mm y un 85mm, así que también utilizó un angular y un tele corto.

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Sobre el “Street Photography”

Es curioso como todos los fotógrafos del siglo XX que son famosos hoy en día por sus fotos de “Street Photography” realmente lo que eran es fotoperiodistas o reporteros. Es más, raramente realizaban fotos sueltas sino que todas formaban parte de un proyecto. El mismo Henri Cartier-Bresson lo dice claro en su libro “Fotografiar del Natural” afirmando que una foto suelta poco cuenta, que necesita de una serie para completar la historia.

Por tanto, tenemos que el “Street Photography” es, realmente, una simplificación del fotoperiodismo y raramente se transmite con ella algo más que no sea pura estética.

Dicho de otra manera, el “Street Photography” cobra importancia como método de disparo (a hurtadillas, como decía Henri Cartier-Bresson) más que como categoría fotográfica “per se” salvo que se tenga un proyecto propio que cuente algo.

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Si te interesa el “Street Photography”, el reportaje o la fotografía documental

Te recomendamos cámaras que sean pequeñas y discretas, como las que incluimos a continuación.

 

Leica M11: https://fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-evil/44391-leica-m-11-black-leica-20200-60-mp.html

La heredera directa de la Leica M que usó Henri Cartier-Bresson toda la vida. Pequeña, compacta y discreta.

SONY A7C: https://fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-evil/28170-sony-a7c-plata-28-60mm.html

Sony se sacó de la manda esta maravilla, junto con una serie de objetivos G ultra compactos para que puedas hacer tus fotos de manera muy discreta y a un precio imbatible.

SONY A6600: https://fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-evil/25120-sony-a6600.html

Los sensores APS/C rinden fantásticamente bien en este tipo de fotografía y además de ser más económicas, las cámaras suelen ser bastante más pequeñas que sus hermanas Full Frame.

FUJIFILM X-PRO3 DURATECH: https://fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-evil/25626-fujifilm-xpro3.html 

Fujifilm es ampliamente conocida por tener a su familia X-PRO muy enfocada a este tipo de fotografía.

FUJIFILM X-100 V: https://fotoruanopro.com/camaras-compactas/26345-fujifilm-x100v-plata-camara-compacta-premium-x-100v-silver.html

Fujifilm tiene esta compacta con una óptica equivalente a 35mm (la más usada en fotografía de calle) a un precio rompedor y, además, con un estilo retro súper bonito.

CANON EOS M6 MARK II: https://fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-evil/25105-canon-eos-m6-ii.html

Canon tiene en su catálogo esta potente ASP/C que hará las delicias de cualquier “street photographer”.

NIKON Z FC: https://fotoruanopro.com/camaras-sin-espejo-evil/34713-nikon-z-fc-body-voa090aek.html

Nikon tiene en su catálogo este modelo claramente inspirado en las cámaras clásicas de la época dorada de la fotografía de calle.

RICOH GR III STREET EDITION: https://fotoruanopro.com/camaras-compactas/27288-ricoh-gr-iii-street-edition-kit-edicion-limitada-camara-compacta.html

El nombre lo dice todo. Ricoh tiene esta pequeña maravilla en su catálogo que, además de ser muy pequeña y discreta, ofrece una gran calidad de imagen.